Te presentamos el skincare ontológico

Te presentamos el skincare ontológico

Cuando el cuidado de tu piel se convierte en una forma de avanzar hacia la vida que quieres.

Durante décadas, hemos reducido el cuidado de la piel a un gesto estético. Una rutina mecánica, un intento por corregirnos. Por vernos mejor. Por “arreglarnos”.

Y en ese intento por borrar manchas, esconder ojeras o aplacar "imperfecciones", fuimos desaprovechando algo esencial: el enorme poder que tiene el cuidado de la piel para transformar la forma en que nos relacionamos con nosotras mismas.

El skincare, cuando se vive desde otro lugar, puede convertirse en una práctica diaria para cultivar la presencia, cambiar el diálogo interno y sostener los procesos personales que sí nos importan: sentirnos más seguras, más conectadas, más en paz. Reconocernos.

Y de ahí nace lo que llamamos skincare ontológico.

Una mirada nueva. Un camino que no existía, pero que necesitábamos.

El skincare ontológico no es un término clínico, ni una técnica establecida. Es una creación propia, inspirada en los principios del coaching ontológico, que ve al ser humano como una unidad de lenguaje, cuerpo y emoción.

Aplicado al cuidado de la piel, esto significa entender que cómo y desde dónde nos cuidamos dice mucho de cómo habitamos nuestra vida. Que la forma de aplicar un producto, de tocarnos el rostro, de mirar nuestra piel, nuestro reflejo en el espejo, está profundamente conectada con las emociones que sentimos, las creencias que sostenemos y las historias que nos contamos.

El coaching ontológico trabaja sobre tres pilares fundamentales:

  1. Lenguaje: las conversaciones que sostenemos con nosotras mismas crean y limitan nuestras posibilidades.

  2. Emoción: nuestras emociones influyen en nuestras decisiones, percepciones y acciones.

  3. Cuerpo: nuestra forma de habitar el cuerpo refleja y condiciona nuestra forma de estar en el mundo.

Cuando llevamos esto al cuidado de la piel, todo cambia.

No se trata solo de qué usas, sino de para qué lo haces, desde dónde, con qué intención y en qué estado emocional.

Y entonces, vale la pena detenerse y hacerse algunas preguntas:

¿Tu forma de cuidarte viene desde el apuro o desde el encuentro?

¿Es un acto de castigo, de deber, o de acompañamiento?

¿Qué emociones aparecen cuando te observas frente al espejo?

¿Te cuidas porque te sientes suficiente, o porque sientes que no lo eres?

Estas preguntas no tienen respuestas correctas. Solo abren espacio para que el cuidado deje de ser automático y empiece a ser significativo.

El skincare ontológico no promueve una rutina perfecta.

Promueve un momento de honestidad y escucha. Una práctica que te ancle, que te refleje, que te recuerde que tu piel no es un enemigo, sino un canal. Un espejo de cómo estás y hacia dónde vas.

Porque cuando empiezas a cuidar tu piel con intención, también empiezas a cuidar tus decisiones, tus palabras, tus límites, tus sueños.

¿Qué pasaría si cuidarte fuera un compromiso contigo, no una exigencia?

En Amaru, creemos que el cuidado de la piel puede ser mucho más que algo funcional.

Puede ser el primer paso para mirarte diferente, tratarte distinto, y avanzar con más suavidad hacia la vida que quieres construir.

Esta mirada no es una moda.

Es una herramienta para transformarte desde lo cotidiano.

Y eso, para nosotras, tiene un valor inmenso.

Si te gustaría profundizar en este camino, ya tenemos guías prácticas para ayudarte a reconectar con tu piel desde esta mirada, que puedes encontrar en nuestra tienda.

Y si prefieres vivirlo en comunidad, también realizamos talleres presenciales y online para acompañarte paso a paso.

Encuentra más información en nuestras redes o escríbenos.

Te esperamos para seguir cuidándonos desde el amor.

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